Issue energy

Mi posición:

-Producir energía doméstica de manera responsable

-Reactivar la industria de producción de energía doméstica de Estados Unidos

-Promover, en lugar de restringir, la producción de energía en tierras federales

-Agilizar los contratos de arrendamiento y permisos federales para proyectos de desarrollo energético.

-Utilizar generación fotovoltaica para desarrollar zonas industriales y comerciales abandonadas en zonas urbanas.

La política energética abarca aspectos críticos de nuestra vida como estadounidenses, de nuestra seguridad nacional como país y del desempeño de nuestra economía. Pocas cuestiones tienen el impacto que tiene actualmente la política energética, y que seguirá teniendo, en el bienestar de los Estados Unidos.

La energía afecta cada interacción y transacción económica en la que participamos. La política energética afecta el costo de nuestra movilidad y libertad de movimiento, tal como se refleja en los precios de la gasolina; afecta la seguridad económica de millones de estadounidenses que están empleados en toda la industria energética; afecta nuestra seguridad nacional, tal como determina si Estados Unidos es energéticamente independiente o dependiente de la energía; afecta el costo de los artículos cotidianos que usamos en nuestra vida personal y profesional.

En mi vida, Estados Unidos ha sido independiente en materia de energía durante unos pocos años bajo la administración Trump. Aparte de esos pocos años, Estados Unidos ha dependido de fuentes extranjeras de energía, principalmente del petróleo. La implicación de esta dependencia es evidente: debilidad. Depender de fuentes extranjeras de energía demuestra debilidad. Aborrezco la debilidad. No hay ninguna razón, bajo los rayos del sol resplandeciente de la gracia de Dios, para que Estados Unidos dependa de fuentes extranjeras de energía.

Estados Unidos tiene más petróleo, más gas natural, más carbón de combustión limpia y más capacidad tecnológica para la energía nuclear que cualquier otro país del mundo. Con la voluntad política y el liderazgo necesarios, Estados Unidos puede fácilmente volver a ser independiente y dominante en materia de energía. Podemos proporcionar cientos de miles de puestos de trabajo para trabajadores manuales, dando empleo a estadounidenses de manera remunerada, y asegurar que nuestra clase media sea productiva y económicamente segura. Podemos, una vez más, como lo hizo Estados Unidos bajo el Presidente Trump, disolver los lazos de la dependencia energética de países extranjeros.

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